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Cordada #sherpas20 ¡Haciendo que las cosas pasen!
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CIBERCONDRÍA, EL CALLEJÓN OSCURO DE LA SALUD DIGITAL
En el transcurso de nuestro camino como #sherpas20 hemos descubierto que la brecha digital en salud se encuentra tanto en los profesionales médicos como en los pacientes. Pero toda moneda tiene dos caras, en especial en el caso de los pacientes: aquellos que están más versados en el uso de las nuevas tecnologías no siempre tienen el criterio educado para saber discernir entre la información valiosa  y aquella que no lo es.

Según los últimos datos de Eurostat, el 57% de los españoles usan internet para buscar información sobre salud, un porcentaje que no para de crecer año tras año. Pero su ritmo de crecimiento no es para nada paralelo al ritmo de crecimiento del conocimiento de los ciudadanos sobre salud. Google es una herramienta utilísima, pero también un lugar en el que se vuelca mucha información no contrastada o falsa. Si en general hay que tener una capacidad crítica para separar el grano de la paja, en salud aún mucho más.  La infoxicación de salud tiene, además, un efecto adverso: la cibercondría.

Internet es la pesadilla del hipocondríaco. Una gran enciclopedia de la medicina a un solo click, y además, con numerosas aportaciones falsas o tergiversadas que alimentan su ansiedad. Basta con introducir un síntoma al azar en el buscador de Google para hacer la prueba: casi siempre en alguno de los resultados se entrevé un diagnóstico fatal.

Por eso, además de dotar a las personas de formación tecnológica, es fundamental enseñarles a usar las fuentes adecuadas, a tener criterio a la hora de dar validez a una información y, sobre todo, a evitar que Google se convierta en su médico, sustituyendo al real. Ser capaces, como profesionales médicos, de ocupar la plaza que ahora ocupa Google, a través de herramientas que faciliten la comunicación con el paciente y lo empoderen, es clave para luchar contra esta condición que, en algunos países, se considera ya una epidemia  (que, además, tiene un coste importante para los servicios de salud).

En Reino Unido ya existe una página web que facilita información y tranquilidad a aquellas personas que sufren de ansiedad por salud aumentada por el acceso a la información de internet. La plataforma No Panic dispone incluso de un equipo de mentores que ayudan personalmente a quienes son capaces de intelectualizar su miedo y de darse cuenta de que lo que tienen no es una enfermedad real sino ansiedad y pánico incrementados por el mal uso de la información en internet.

 

Editorial
 ABORDAR LA BRECHA DIGITAL EN ORGANIZACIONES, CON VISIÓN

 

Reducir la brecha digital no está siendo un camino fácil, pero ello nos ha de motivar para persistir. Hemos de ser constantes o las distancias serán insalvables. Si de algo somos conscientes aquellos que, de alguna manera, nos aventuramos a perseguir otras formas de comunicar, apoyar y participar en salud a través de las tecnologías y los sistemas de información en el contexto de lo que hoy denominamos salud digital, es de que percibimos que se está produciendo un desajuste o “gap” importante. Esta brecha se da, principalmente, entre el desarrollo tecnológico de soporte al diagnóstico, el control y el seguimiento y la participación activa de los pacientes o ciudadanos y, por otro lado, la realidad de las organizaciones sanitarias.

La innovación en TICs, en proyectos de salud conectada, el logro funcional de los wearables y otras sustanciales mejoras tecnológicas que recrean entornos de aprendizaje para el paciente está escalando hacia cotas de producción y mejora impensables hasta hace pocos años. Y también lo está haciendo la seguridad en los diagnósticos e, incluso, la inexorable participación colaborativa entre la empresa eHealth y los proveedores. 

De hecho, los proyectos de desarrollo y de implantación parece que tienden a ser colaborativos entre unos y otros. Será necesario entenderlo así, si realmente queremos que exista una sincronía entre el desarrollo adaptado a las necesidades, la incorporación del paciente a las nuevas tecnologías, la participación de los profesionales como expertos y, finalmente, la consiguiente evaluación del resultado global en forma de mejora de la salud. 

Es por ello que el debate y la influencia de trabajo han de ir dirigidos, además, a aquellas instituciones que lamentablemente aún no han encontrado el interés necesario e ineludible para enfocar estrategias globales de salud digital en el contexto interno.

Un retraso aún aceptable, si la apuesta necesaria se une a una visión integrada en el contexto general de actuación. Una estrategia debidamente planificada que actúe a distintos niveles. El de los profesionales por un lado, con la inmersión digital por ser parte necesaria para liderar proyectos enfocados hacia pacientes. Unos pacientes que manejan y demandan en un porcentaje ya considerable tanto redes sociales como fuentes de consulta o intercambio de información o tecnología para el mantenimiento y mejora de la salud, así como otras herramientas de comunicación. Por otro, la incorporación de proyectos viables de salud digital a los procesos internos, asistenciales y de apoyo. 

Sería muy importante - incorporado a dicha estrategia interna-  garantizar ciertos aspectos que, en otras décadas, han supuesto barreras a día de hoy difíciles de superar salvo con enormes inversiones en sistemas de información que faciliten la circulación de los datos sanitarios. Estamos hablando de la gestión del dato como información sin las dificultades que opone la no interoperabilidad. Un precio muy alto es el de la no interoperabilidad, pues al no integrar o facilitar la información entre procesos o partes de un mismo proceso asistencial, dicha información queda “marcada” como información sesgada. 

Un número importante de instituciones y organizaciones cubre a duras penas, con otro tipo de esfuerzos, la necesidad de intercomunicación entre los departamentos de asistencia de una manera lógica, secuencial y, sobre todo, segura. Si la deseable estrategia sobre digitalización en salud en las organizaciones sanitarias es ya oportuna, lo es aún más y con carácter urgente la normalización y tratamiento del dato por un proceso seguro para el paciente. Todo ello podría formar parte de una planificación integrada a corto-medio plazo, dirigida a minimizar el impacto de la brecha digital de forma viable y con proyección: una visión indiscutiblemente innovadora en el seno de las organizaciones sanitarias.   
CONOCE A UN SHERPA
Zulema Gancedo es sherpa del grupo de Instituciones Sanitarias. Es diplomada en enfermería por la Universidad de Cantabria y máster en gestión de la calidad de los servicios de la salud por la Universidad de Murcia y máster en gestión y planificación sanitaria para directivos de salud por la Universidad Europea de Madrid. Es Directora de Enfermería del Hospital Universitario Marques de Valdecilla de Santander, donde ha impulsado diversos proyectos como #JuevesEnfermeros o #EnfermeríaValdecilla con el objetivo de promover la gestión del  liderazgo enfermero.
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